El sábado lo comentábamos con los «emocionados encantadores» que nos acompañaron a Gaby y a mí en el Taller de Emociones, y miraban con cierta sorpresa cuando les decía que las emociones tienen muy mala prensa.
Y es que sí, socialmente hemos aprendido que las emociones son algo malo, algo negativo de lo que nos pasamos la vida avergonzados, negándolas, ocultándolas, y sí juzgándonos cada vez que experimentamos una emoción.
Cuántas veces te has escuchado diciendo cosas como: ¿Enfadada yo? ¡No hombre! – eso es de gente con mala leche – ¿Miedo? ¡Qué va? – el miedo es de cobardes… – ¿Triste? No, yo no soy “una melancóoooolica depresiva”…
Por tanto, lo primero que hacemos es juzgar como algo negativo lo que estamos sintiendo; simplemente por el hecho de sentirlo, cuando en realidad es todo lo contrario: como comentábamos el sábado, las emociones son unas valiosas aliadas, pues nos informan sobre nuestras necesidades, sobre lo que es importante para nosotros y aumentan nuestra capacidad de adaptación, y por tanto, nuestras posibilidades de supervivencia ¡Ahí es nada!
Y nosotros nos pasamos la vida gastando muuuuuuuucha energía en disimularlas, en vez de canalizar esa energía hacia la solución de aquello que sea que esté relacionado con lo que estamos sintiendo.
En la Escuela (de Inteligencia) nos enseñaron que el problema es que confundimos SENTIR con HACER: una cosa es lo que sintamos, eso siempre es positivo y necesario… y otra muy diferente, lo que hagamos a continuación, podemos hacer algo que resuelva o algo que empeore la situación.
Lo cierto es que en ocasiones hemos asociado una emoción a una acción negativa, y el simple hecho de sentir la emoción ya dispara todas las alarmas. Por ejemplo: si cuando tengo miedo busco evadirme bebiendo, cada vez que tenga miedo voy a juzgarme pensando que otra vez voy a acabar escondiéndome detrás del alcohol, cuando lo más funcional sería explorar otras formas más adaptativas de ACCIÓN, cuando SENTIMOS miedo.
Como decía, sentir, siempre siempre siempre es positivo, lo que puede ser negativo (o no) es lo que hagamos a continuación, por tanto, espero que a partir de ahora cuando te escuches juzgándote por sentir una emoción, recuerdes esta reflexión… y lo mismo cuando te encuentres juzgando las emociones de los demás… pero como decíamos el sábado “eso ya es Inteligencia Emocional avanzada” ; >, primero trabajemos con nuestras propias emociones…
No dejes de preguntarme cómo te puede apoyar el coaching si necesitas desarrollar tu Inteligencia Emocional y por alguna buena razón, te estás atascando. ¡Gracias!
Hola Lola!
Sabes que me parece muy acertada la recomendacion que desde el titulo se desprende, porque una de las cosas que mas puede perjudicarnos en nuestro espiral del crecimiento es que a traves de prejuicios apaguemos o ignoremos el llamado a la accion que significan nuestras emociones.
Acompaniado de un analisis reflexivo que observe como reaccionamos frente a las emociones, cual mecanismo autoeducativo, me parece que el mundo emocional es un espacio de mucha riqueza que vale la pena bucear sin temores o tabues.
Sin olvidarnos que algunas emociones mal canalizadas pueden ser motivo de dolor, dejo este pequenio recordatorio:
«Con el tiempo aprendes
que las palabras dichas en un momento de ira
pueden seguir lastimando a quien heriste durante mucho tiempo…»
Un abrazo!
Mabel… si me pudieras ver ahora, estarías viendo que me estoy «quitando el sombrero»…. Gracias sabia mujer… Muchas gracias por compartir con nosotros tus reflexiones
Gracias a vos por publicar muy buenos disparadores. Beso.
Desde luego en mi opinión sería bueno que aprendiéramos a vivir en sociedad con nuestras emociones y sentimientos igual que con nuestros pensamientos y opiniones, sin embargo, mientras eso no llegue, me resulta especialmente apropiado este tu post, pues desde nosotros sí podemos dejar de juzgarnos y aprender de lo que sentimos, desarrollando así nuestro ser, nuestra vida y nuestro entorno.
Muchas gracias y un abrazo!
Otro abrazo compi viajero y gracias a ti. Sí, desarrollar la inteligencia emocional es un proceso que puede llevarnos un poco de tiempo, y yo también creo que dejar de juzgar nuestras emociones es el primer paso…
Me encanta leerte y aprendo mucho de ti. Intento llevar a la práctica lo que nos enseñas. No siempre lo consigo pero me doy cuenta cada vez más a menudo que en muchos de mis arranques aparece tu recuerdo con sus enseñanzas. Muchas gracias querida amiga.
Y yo me emociono cada vez que te leo… ¡gracias preciosa! Gracias a tí por el estímulo que supone saber que hay gente como tú que tiene expectativas altas sobre lo que escribo… Un besazo