Vacas

“No hay nada nuevo bajo el sol, pero cuántas cosas viejas hay que no conocemos”. AMBROSE BIERCE.

Bierce refleja muy bien lo experimentado en estos últimos días: aprovechando el puente del 15, nos hemos ido unos días de cicloturismo por Bavaria. Eran las primeras vacaciones en bicicleta, y no faltaron los miedos anticipatorios: ¿responderán bien nuestros cuerpos? ¿Me dará alguna “pájara”? ¿Seré capaz de hacer todo el trayecto sin caerme? ¿Y si…?

Primera dificultad superada, a pesar de los miedos y los “y sis” seguimos adelante con la iniciativa de estas vacaciones diferentes. Y empezó el viaje, y con él un rosario de imágenes y sensaciones para alegrar cuerpo, mente y espíritu: paisajes de verdes campos bávaros, plagados de vacas, caballos y ovejas, tractores y máquinas varias, gatos, perros, pájaros, bosques mágicos, casitas y casas, lugareños que nos miraban con curiosidad y salían a resolver dudas cuando no teníamos muy claro si nos habíamos perdido. Otros viajeros que habían salido a disfrutar de estos mismos días y estos mismos paisajes, en familia, o en solitario. Hemos contactado con una forma de vida sencilla, la vida en el campo, un estilo que ha debido cambiar muy poco en los últimos 100 o 200 años, en cierto sentido muy diferente a la que llevamos en las grandes ciudades, y en el fondo tan parecida…

La experiencia nos ha sentado muy bien, no sé si han sido las mejores vacaciones de nuestra vida, pero sí desde luego de las más gratas, han quedado muchas ganas de repetir y muchos aprendizajes para los próximos “bicitoures”. Nuestro cuerpo ha vuelto renovado y bien oxigenado, nuestro cerebro ha disfrutado estableciendo conexiones neuronales nuevas al descubrir otras formas de vida y nuestro espíritu ha experimentado la satisfacción de la superación personal frente a los desafíos climatológicos y paisajísticos. Y todo aquí, a la vuelta de la esquina…