Recientemente ha fallecido alguien muy querido. Siempre que ocurre esto, una tiene tiempo para sentir y para pensar. Para recordar el tiempo compartido con esa persona y sentir las emociones que quedaron pendientes.
Ocurre que no siempre la despedida es como esperamos o como nos hubiese gustado, a veces no hay tiempo y por muy esperada que fuera, la muerte siempre nos sorprende. A mí me ayuda pensar que lo importante no es cómo nos despedimos (o cómo no nos despedimos) sino las experiencias que vivimos juntos y las sensaciones que las acompañaron.
Si tienes la sensación de no haber expresado algo a la persona perdida, tal vez una vivencia que para ti era importante, te propongo un ejercicio: busca un momento de tranquilidad a ser posible en un lugar bonito – tal vez un sitio especial para vosotr@s -, coge papel y boli y escríbele una carta. Explícale eso que tienes pendiente, cuéntale cómo te has sentido y tómate tiempo para despedirte como te hubiera gustado hacerlo. No te sorprendas si las emociones te acompañan durante ese proceso, es una muy buena señal… déjalas salir.
Cuando termines, dobla la carta y si puedes en ese momento – o cuando las circunstancias “logísticas” te lo permitan – quémala, mientras te despides con agradecimiento y amor de tu ser querido. Después puedes hacer algo especial con las cenizas de la carta: enterrarlas en una maceta o en otro sitio, incluso esparcirlas por un lugar al que quieras ir para recordar a esa persona. Y por último… déjale marchar, esta etapa ha terminado para l@s dos y ahora tiene que seguir su camino y tú el tuyo… Sólo piensa en el amor que se lleva y en el amor que deja… al fin y al cabo, lo único que nos queda siempre es el amor…
Te dejo también el calendario del año que viene… ¡ah! Y FELIZ NAVIDAD… 😉 :
Qué bonito lo que expresas y qué magnífica ayuda!!
Muchas gracias! Si además te sirve… ¡misión cumplida! 😉
Me ha guste mucho este post Lola. Lamento tu pérdida. Besos desde España😘
Muchas gracias María, te envío un achuchoncillo también desde Alemania!