Hoy quiero compartir una herramienta que a veces utilizamos en coaching y que realmente viene de la programación neurolingüística – la famosa PNL -: la imitación.
Puede ser una herramienta muy poderosa cuando queremos empezar a entrenarnos en hacer las cosas de una forma diferente. Por ejemplo, imagínate que tienes un carácter explosivo, y que de vez en cuando (o digamos, con más frecuencia de la que te gustaría…) te muestras agresiv@, levantas el tono de voz, das golpes a objetos, haces comentarios irónicos hirientes, chillas, y/o experimentas tensión en tu cuerpo mientras frunces el ceño y cruzas fuertemente los brazos.
Hay un montón de cosas que podemos hacer cuando nos identificamos con esta forma de actuar: podemos desarrollar nuestra capacidad para comunicarnos asertivamente, trabajar en mejorar nuestra gestión emocional y/o hacernos más conscientes de los pensamientos y creencias que tenemos, para cultivar otros más adaptativos, por poner otros ejemplos; pero además, podemos empezar a imitar a otras personas que puedan ser un referente para nosotros, por su forma de comportarse opuesta a la que acabo de describir en el ejemplo.
Para mí una referencia para este caso sería por ejemplo María Escario. He puesto este ejemplo por ser una persona a la que muchos conocemos, pero cuando hagas el ejercicio, puedes pensar también en personas a las que tú conozcas: un profesor, una amiga, un compañero, alguien de tu familia… Si es alguien a quien admires un poquito, todavía mejor ;), pero no es necesario.
Empieza fijándote en cómo se comporta esa persona: cómo se mueve, cómo habla, cómo mira, qué gestos hace. En el ejemplo, María tiene un comportamiento afable: sonríe, tiene un tono de voz agradable pero firme (lo que en asertividad definimos como neutro), realiza gestos suaves, mantiene un contacto visual activo pero no inquisitivo, se regala en descripciones, tiene facilidad a la hora de argumentar, explicar…
El siguiente paso es empezar a imitarla. Te puede ayudar hacerlo, al comienzo, en situaciones en las que estés más relajad@, con gente de confianza con la que te sientas a gusto. Poco a poco, empieza a evocar a tu “María Escario” en momentos más difíciles para ti… Ante la próxima pataleta de tu hij@ o el próximo comentario desafortunado de tu compañero… Piensa ¿cómo reaccionaría ella ante esta situación? ¿Cómo estaría sentada? ¿Cómo hablaría? ¿Cómo explicaría lo que yo tengo en la cabeza ahora mismo? … y trata de imitarla.
Como siempre… lo más importante de este recurso es que lo utilices… 😉 Que lo apuntes en algún sitio que repases frecuentemente y lo pongas en práctica. Cuanto más ensayes, más cultivarás esa nueva faceta en ti. Al fin y al cabo, los seres humanos somos tan ricos en nuestro interior, que no merece la pena quedarnos identificados fijamente con un solo registro… ¿no te parece?
Te dejo un video de María Escario para que puedas observar su comportamiento y aprovecho para decirte que en julio trabajaremos precisamente con la asertividad, en el taller que está programado para el día de San Fermín… 😉 Te dejo también un enlace al calendario con todos los talleres y eventos previstos, ¡nos vemos!
Eres tan buena comunicadora, Lola, que siempre pienso que escribes solo para mí. Seguro que todas las demás personas que te leen se sienten así. Por eso digo esto de la gran comunicadora que eres.
Gracias por este consejo de hoy que, como siempre, me viene al pelo. Yo creo que tú me ves por una mirilla… Voy a ver a quién podría imitar.
María, muchísimas gracias! 😉 Tengo que reconocer que en esta ocasión en parte sí me he inspirado en alguna cosa que has comentado… 😉 Gracias por ser una fuente de inspiración y ayudar con tu testimonio a otras personas que pasan por las mismas situaciones que tú, pero no saben explicarlas tan bien como tú… 😉