El otro día leía un artículo que hablaba sobre cómo sobrevivir a las vacaciones en familia. Por lo curioso del tema, lo leí con interés y me llamó la atención una recomendación que se hacía: igual que durante el curso estamos en casi permanente actividad, organizándonos para sacar el mayor provecho de nuestro tiempo, en vacaciones, se impone la necesidad de aprender a relajarnos.
Creo que es bueno que durante todo el curso, a diario, aprendamos a relajarnos también, nos reservemos un pequeño espacio para ello, y si todavía no lo estamos haciendo, las vacaciones nos ofrecen un marco estupendo para empezar a practicar. Una vez que empezamos a generar un hábito, es más fácil trasladarlo a nuestro día a día, tal vez con modificaciones, nuestro sabio cuerpo empezará a pedírnoslo.
Así que estos días, recordémonoslo cada vez que nuestro hábito de “actividad – sin – parar” nos incite a hacer algo productivo: ¡para, respira y disfruta! Ahora la prioridad es descansar. Elige a continuación la forma de descanso que más te apetezca en ese momento. Algunos descansamos mucho con el ejercicio físico, no hace falta que nos quedemos atados a la hamaca… pero sí, que reservemos un espacio para hacer nada.
Una parte fundamental para aprender a relajarse es aparcar el teléfono móvil: no llamadas, no whatsapp, no facebook…. no a todas estas cosas que nos han impuesto. Simplemente disfrutemos del momento….
Qué bueno Oscar! Gracias por compartirlo y lo que tú dices, a disfrutas del momento sin conexiones electrónicas… besitos!