Ya llevamos unos meses de pandemia y la mayoría de previsiones auguran unos cuantos más hasta que tengamos disponible una vacuna efectiva. Esta razón, me ha llevado a escribir este post, como complemento y recordatorio de la Guía que ya publiqué en abril. Quiero compartir mi visión, como psicóloga, apoyándome en los principios del desarrollo personal, por eso el título del texto ya apela a nuestra responsabilidad individual.
Frente al mirar hacia fuera, buscar soluciones en este o en aquel Gobierno (claro que cada uno tiene su responsabilidad también), quejarme por lo molestas que son las medidas de seguridad y por no poder abrazar a mis seres queridos, dejar volar mi imaginación hacia todas las cosas terribles que pueden pasar… hoy quiero poner el foco, una vez más, en lo que sí depende de mí, en lo que yo puedo hacer y en cómo yo puedo contribuir a minimizar el impacto de esta situación en mi salud – física y mental -, en la de los míos y en la de la sociedad en general. Pues bien, aquí van algunas ideas:
- Respetar las medidas de seguridad e higiene en todo momento.
- Recordar a las personas de mi entorno próximo que lo hagan también.
- Evitar obsesionarme y preocuparme. Para ello:
- Evitar estar todo el día viendo las noticias, una vez al día puede ser suficiente en estos momentos.
- Buscar actividades personales y profesionales que me ayuden a estar activamente distraíd@
- Evitar estar todo el día hablando del mismo tema. Preparar temas alternativos.
- Cuidarme física y mentalmente, para que llegado el caso, pueda afrontar un posible contagio mío o de alguien cercano, en las mejores condiciones de salud y con las defensas lo más altas posible.
- Seguir con mi vida en la medida de lo posible y disfrutar de las cosas que sí puedo hacer, por ejemplo:
- A lo mejor no es seguro dar un abrazo clásico a mis familiares, pero puedo explorar (con cuidado…) otras formas creativas de abrazar, por ejemplo a la altura de la cintura o por la espalda.
- Aprovechar las posibilidades que la tecnología nos ofrece para mantener el contacto con nuestros seres queridos, clientes, compañeros… ¡Imaginaos una pandemia sin WhatsApp y sin Zoom…!
- Si no nos podemos ir de vacaciones muy lejos, podemos disfrutar más que nunca de las posibilidades que nos regala la naturaleza.
- El que todavía tengamos tantas incertidumbres abiertas de todo tipo nos ayuda a aprender a vivir más el presente, a ser más creativos y a desarrollar más nuestra cintura y capacidad de improvisación frente a las nuevas posibilidades que se presenten.
- Trabajar nuestra actitud, pues esa la elegimos nosotros con los pensamientos que decidimos alimentar…
- Aceptación a cascoporro… Ya sabéis… 😉
¿Qué os parece? ¿Se os ocurre alguna idea más que dependa de nosotros individualmente?
Aprovecho para recordaros que en septiembre a través de la plataforma online Zoom, nos veremos en directo con el taller de asertividad, que es un tema que tampoco nos va a venir nada mal para estos tiempos… 😉