Hoy quiero compartir una reflexión sobre la soledad, por ser un tema que me encuentro con frecuencia en el fondo de las situaciones que me plantean tanto clientes como allega2 😉
Yo creo que ESTAR sol@ no es un problema, lo malo es SENTIRSE sol@. Podemos estar físicamente solos y estar a gusto, concentrados en el trabajo, en una actividad de ocio, y que, por tanto, esa soledad no sea ningún inconveniente para nosotros, al contrario, nos permita disfrutar de un espacio propio, deseado, necesario para dedicarnos a nosotros mismos y a nuestras actividades personales y profesionales.
Sentirnos solos es otra cosa, y esto puede suceder por diferentes motivos: en ocasiones, nos sentimos solos cuando deseamos compartir nuestro tiempo con otros y las circunstancias no son propicias, por ejemplo, por las limitaciones sociales que nos genera la gestión del Covid. En otras ocasiones, estamos físicamente acompañados de otras personas, y sin embargo nos sentimos solos, notamos una desconexión emocional con ellas. Esto puede suceder, por ejemplo, porque hemos descuidado la relación con esas personas o porque no tenemos un vínculo afectivo, por nombrar otra situación.

La mejor forma que conozco de acabar con esa sensación de soledad, es reconectar con nuestro interior. Cuando yo me atiendo, me escucho, me cuido y me comunico conmigo misma, dejo de sentirme sola porque percibo que “yo estoy ahí para mí”, que nadie me sabe asistir mejor que yo y si me tengo a mí misma, no me falta nada. ¿Cómo se hace esto? Como diría Borja Vilaseca, esto es un viaje de autoconocimiento. Es posible que hoy no te sientas especialmente cómodo cuando te relacionas contigo mismo, tal vez, como te pasa con otras personas, has descuidado esa relación, que por otra parte, es la más importante y la más duradera que vas a tener en tu vida… Así que, a lo mejor necesitas tiempo para recuperar la confianza en ti mismo, para redescubrirte, para sentirte, escucharte, darte cuenta de qué te gusta regalarte, de qué forma disfrutas, de cómo te sientes, de qué te pide el cuerpo hacer en cada momento…
Es un gran viaje, pero cuando lo hagas, descubrirás que ya nunca más vas a estar sol@, te sentirás acompañada por ti, te rodearás de espacios para reflexionar, libros, naturaleza, aficiones y hábitos a disfrutar contigo. ¿Eso es una invitación a convertirte en un ermitaño? No, es una invitación a cuidar tu conexión con tu interior, para que cuando salgas ahí fuera, tengas la capacidad de conectarte también con otras personas, de cuidar la relación con ellos, de establecer vínculos afectivos, y que lo hagas, como ya he comentado en otras ocasiones, desde la plenitud, el desapego y la independencia emocional, no desde la carencia, la dependencia y el apego. Te invito por tanto a trabajar en conocerte mejor para dejar de ser un mendigo y disfrutar, sobre todo, de la relación contigo mism@.
Aprovecho las fechas para desearos unas buenas fiestas, en las que a lo mejor no nos podemos ver o abrazar, pero en las que a buen seguro vamos a poder compartir mucho amor si lo buscamos en el sitio correcto… 😉 No quiero dejar pasar la ocasión de daros las gracias, como siempre, por estar “al otro lado”, por vuestra confianza y apoyo, vuestro cariño y complicidad, y por incluso haberme recomendado a las personas de vuestro entorno durante este 2020… Me siento muy honrada y sigo trabajando para estar a la altura de vuestra generosidad. ¡Feliz año nuevo!