¿Esperamos demasiado?

 

El martes pasado, día de San Valentín, y por tanto día de la amistad, además del amor… Katia Pinal nos obsequió con una interesante charla en nuestro grupo Damelamano (*)

Después de la exposición sobre la amistad, tuvimos ocasión, como siempre hacemos, de intercambiar reflexiones y se puso de manifiesto una idea que a mí después me ha seguido rondando por la cabeza:  cuando  vivimos en otro país ¿es posible que esperemos demasiado de nuestra comunidad hispana? Yo creo que sí.

Y tiene una cierta lógica: cuando llegamos a un país que no es el nuestro tenemos todo por construir, no conocemos a nadie, no sabemos cómo funcionan allí cosas importantes como el registro en la oficina de desempleo o tan aparentemente triviales, como el transporte público, y además, con frecuencia no hablamos el idioma.

Es muy entendible por tanto que las primeras respuestas las busquemos en otras personas de nuestra comunidad de origen, o que al menos hablen “cristiano”. Pero si nos paramos a pensarlo, es frecuente que después, también busquemos en esa misma comunidad entretenimientos para nuestro tiempo de ocio, y a medida que pasa el tiempo, puede ser que busquemos en ellos consuelo – al fin y al cabo, quién mejor que ellos para entender nuestra añoranza – y amistad.  ¡Y no solo eso! Los que además hemos iniciado aquí una trayectoria profesional, queremos encontrar apoyo por su parte cada vez que organizamos algo para darnos a conocer… ¿No nos estaremos pasando?

Yo creo, sinceramente, que un poco sí. Por eso hoy comparto esta reflexión. El compañero o compañera hispano que nos hemos encontrado aquí, ha vivido o está viviendo un proceso de integración parecido al nuestro y no necesita que añadamos más presión  con nuestras demandas, pues las personas a veces nos comportamos de forma egoísta y no entendemos muy bien ¿¡cómo no me ayuda más!? ¿Quién mejor que él o ella para entender por lo que estoy pasando?

Fácilmente llegamos a la conclusión de que “aquí cada uno va a la suyo… así que yo… también”.

Y digo yo, ¿no habrá un término medio un poquito más constructivo y realista en todo esto? Yo creo que sí hombre: qué tal ofrecer un poco de apoyo en vez de pedirlo, qué tal poner más en práctica la comprensión y la empatía, qué tal disfrutar de este rato sin tener tantas expectativas, qué tal tener presente que para él también está siendo un proceso difícil, qué tal informar de nuestras actividades sin atosigar, qué tal respetar que cada uno decide libremente a qué quiere dedicar su tiempo y eso está bien, muy bien.

Si por el camino, y con el tiempo y dedicación que requiere, se va fraguando una amistad, ¡genial! Y si no, también genial, habremos compartido una parte del camino y eso siempre es un buen regalo.

Y por supuesto, ¡no nos olvidemos de las personas que son de aquí! Sigamos poniéndonos las pilas con el Alemán…  (el idioma) con un poquito más de perseverancia lo vamos a conseguir ¡ya lo estamos tocando! No nos perdamos la riqueza que nos va  a aportar compartir con ellos, seguro que tienen mucho que ofrecernos, y nosotros a ellos, ¡también!

Espero que te sirva el post, y ya sabes, si quieres comentarlo en público o en privado, ¡yo encantada! Pero sin presiones… ¿eh? ; -)

 

(*)  Grupo compuesto por mujeres hispanohablantes en Múnich. En él, una vez al mes, nos prestamos apoyo psicológico y práctico desde nuestra común experiencia migratoria.

 

Publicado por Lola Hernández

Psicóloga y coach afincada en Múnich (Alemania). www.coachingenmunich.com. Más info en este enlace: https://coachingenmunich.com/about/

6 comentarios sobre “¿Esperamos demasiado?

  1. Muy bien, Lola. Refuerzo positivo a tope… ¿Sabes que el domingo se entregaron los premios Goya de cine en Madrid y algunos premiados dieron las gracias además de sus papas, hijos, mujeres, familias varias, directores, productores, etc. etc. ¡¡¡a su coach!!!. ¡Me acordé mucho de ti y fueron más de uno…! ¡que bien! Muchisimos besos. Tati

  2. Yo creo que hay una sobreexigencia a las personas de habla hispana, y aunque no me he dedicado a conocer a los diferentes grupos, sí me he preguntado muchas veces que hubiese pasado con esa persona en particular si la hubiese conocido en condiciones «normales» y es ahí cuando realmente me doy cuenta si la relación es auténtica o esta basada en esa urgencia de establecer relaciones porque nos sentimos enfermos de esa soledad… esa pregunta para mi es clave… si la respuesta es si, entonces sigo adelante con esa amistad siempre en plan «compartamos» y no «ayúdame»… y perdona la pregunta, pero nunca he entendido bien que hace un Coaching… saludos en mi primera visita a tu blog!

    1. ¡Bienvenida Franka! Gracias por tu visita y por el comentario. Hay muchos tipos de relación de amistad, y lo importante es que nosotros nos sintamos cómodos con la relación que estamos estableciendo, y en ese sentirnos cómodos, también tiene cabida expresar asertivamente cuándo se están traspasando los límites que nosotros establezcamos en cada momento. Con respecto al Coaching, te hago un resumen: un proceso de coaching es un proceso en el que se trabaja algo que la persona quiere mejorar en lo personal o en lo profesional: hay personas que quieren estar más a gusto en su trabajo, o cambiarlo, mejorar sus relaciones (de pareja, amistad, familiares…) o recuperar la confianza en sí mismas, por citarte algún ejemplo. En el blog tienes mucha información y si tienes cualquier otra duda, ya sabes que siempre es bienvenida. Gracias de nuevo por tu aportación y un abrazo.

  3. Hola Lola!
    Estoy en un todo de acuerdo en lo que planteas como reflexion.
    Lo bueno de todo espacio participativo de dos o mas personas, sea una amistad o grupo, es que siendo un ambito de sosten afectivo, de crecimiento o de compartir experiencias no se convierta en algo que encierre sino al contrario, que colabore en la apertura a otros afectos o a otros espacios.
    Tambien creo necesario entender los matices entre compromiso y exigencia, entendiendo que el compromiso es voluntario y la exigencia puede convertir algo en obligacion, paso al que quizas el compromiso no este dispuesto a dar.
    Todo esto enmarcado en no perder de vista cuales son las prioridades de vida o circunstancias de cada uno.
    Me hiciste pensar! jaja
    Un beso!

    1. Mabel, ¡gracias! Yo también comparto contigo la idea del afecto con desapego, sin acaparar, dejando espacio para que cada persona despliegue alas y elija con libertad. O como decimos en castizo: con mucho cariño, pero… ¡que corra el aire! Jaaaaaaaa jajaja. Me ha gustado mucho tu diferenciación entre compromiso y exigencia… ¡Qué bueno Mabel! Gracias de nuevo y me alegra otra vez leerte tan bien amiga…

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