Hoy quiero hablar sobre las distracciones que con frecuencia experimentamos y que como comentaré a continuación pueden ser de varios tipos y aparecer en momentos diferentes; lo que tienen en común, es que nos alejan de nuestro propósito, de nuestros objetivos, de lo que en definitiva es importante para nosotros.
Es más que recomendable tener un propósito, encontrar el para qué de las cosas que hacemos, es una fuente de motivación y nos ayuda a superar los variados obstáculos que cada día nos presenta la vida. Si además hemos recorrido el camino necesario para establecer el sentido de nuestra vida, el propósito que tenemos cada uno como individuos, aquello en lo que a lo largo de nuestra vida vamos a influir, aquello que no sería igual si nosotros no existiésemos, podemos sentirnos muy afortunados: disponemos de un motor muy potente y resistente para recorrer las autopistas de nuestra existencia (Vaya, parece que hoy estoy aún más “profunda” de lo habitual… El sentido de la vida… ¡Ahí es nada!).
Bien, el “Gran Propósito” determina los pequeños propósitos de cada día, e incluso aunque todavía no hayamos descubierto nuestro “Gran Propósito”, en los pequeños, también vamos a encontrarnos unas cuantas distracciones que aparecerán para interponerse entre nosotros y nuestro logro: en ocasiones, esas distracciones vendrán en forma de una mala cara, una mala contestación, un desafortunado email… y en otras ocasiones no tendrán que ver con nadie externo a nosotros, sino que vendrán directamente de nuestro interior: dudas sobre nuestra capacidad, inseguridad, auto-juicios, auto-exigencia, …
Podemos entrenarnos en detectar esos mensajes negativos, vengan del exterior o del interior, y ponerlos entre paréntesis en la escena para no perder de vista nuestro pequeño o gran propósito. Por ejemplo: estaré evitando distracciones, si cuando me acerco a pedirle un favor a un compañero, y le veo con cara de pocos amigos, elijo no tomarme su cara como algo personal, y sin dejar de observar la situación, sigo adelante con mi plan. Después le puedo preguntar si le pasa algo, si le puedo ayudar yo con alguna cosa, pero de entrada no me distraigo, no me autocensuro y me doy la vuelta…
Por poner un ejemplo interno: puedo ir a pedirle un aumento de sueldo al jefe, me he preparado lo que le voy a decir, lo he ensayado y sé lo que voy a hacer, y camino de su despacho me asaltan dudas: no sé si lo merezco, a lo mejor se enfada, ¿y si… (completa tú mismo la línea de puntos…)? Estaré evitando distracciones, si en ese momento continuo con mi plan y después, me tomo un tiempo para trabajar sobre mi autovaloración.
Cuando los propósitos son grandes, las distracciones pueden ser grandes también, pero siguen siendo distracciones… Entrénate en detectarlas, aislarlas y después trabajarlas, pero no pierdas de vista tus propósitos, los pequeños y los grandes, mantente siempre en acción y si necesitas que te apoye en ese camino, no dudes en llamarme.
Hoy tu post «se ha salido», me ha parecido estupendo y super util, lo trabajare, hoy no puedo hacerlo porque voy detras de otro proposito; pero… estaba esperando encontrar una definicion tan clara de esto, besos!!
Tú si que «te sales» jaaaaaaaaaaa jajjaa, gracias por tus siempre ingeniosos comentarios, amiga del alma… Un beso y eso eso… un propósito detrás de otro, no todos a la vez, que luego nos «aturullamons». Un besazo
Pero qué sabia eres, Mari Lola. Lo aplicaré, sin duda, que me hace mucha falta. Pero como tú bien dices, a los 41 algunas ni sabemos cuál es nuestro Gran Propósito.
Gracias Emma Mari, jaaaaa jajaaja. Coincido contigo en que es una tarea que tiene «su guasa», como dicen en Andalucía, y aún así, merece mucho la pena trabajar un poco en el tema, es mucho lo que está en juego.
Te doy alguna pista: ¿Haciendo qué tipo de cosas te sientes bien, sientes que te estás realizando? ¿Cuál quieres que sea tu legado? ¿Para qué haces las cosas que haces? ¿Qué sería diferente si tú no estuvieras aquí? ¿Cómo influyes en tu entorno más cercano? ¿Qué es lo que de verdad te mueve? Haz un pequeño repaso a tu vida… ¿Qué estabas haciendo en los momentos en los que más feliz te sentiste? ¿Qué cosas detienen el tiempo en tu vida, y simplemente fluyes…? Pues ya sabes, para el próximo ratito que te quieras dedicar… ¡Ya tienes material! Un besazo enorme…
Las distracciones también pueden ser útiles. Por ejemplo si uno se distrae con un tema, que hasta el momento había producido dolores de cabeza, pero menos de los que acarrean el tema del que nos distraemos. Vamos, que si uno tiene una tarea desagradable, se podría distraer con una tarea que también sea desagradable, pero menos. Me explico? Si tengo que hacer un trabajo desagradable, algunas veces me distraigo con un trabajo, que había sido hasta el momento insoportable.
Sí Alejandro, en este caso sería como una especie de «mal menor» ¿verdad? A veces la realidad viene a demostrarnos que algo que nos parecía difícil de abordar, comparado con lo nuevo que se presenta, realmente no era tan difícil. Gracias, es un interesante punto de vista. Abrazos, Lola