La semana pasada, hablando con mis compañeros de Crecer – Crecer, mientras preparábamos un taller que vamos a hacer en Madrid, comentábamos la fuerte relación que existe entre nuestras habilidades de comunicación y la calidad de las relaciones que establecemos.
Decíamos que las personas somos comunicación, estamos permanentemente comunicando, no podemos no comunicar, incluso aunque no seamos conscientes, aunque verbalmente no emitamos ningún sonido, nuestro lenguaje no verbal sigue funcionando y “decimos” tanto con él…
Lo que quiero resaltar en este post es cómo influye nuestra comunicación en nuestras relaciones: con frecuencia, detrás de los problemas que tenemos con nuestro jefe, con nuestros compañeros, con nuestra pareja, con algún amigo o con algún miembro de la familia, se esconden dificultades en nuestro proceso de comunicación.
Como la mayoría de las habilidades, no aprendemos a comunicarnos didácticamente, no nos explican en el colegio qué tenemos que hacer y qué debemos evitar cuando queremos comunicarnos con eficacia, lo que suele ocurrir más bien es que aprendemos a comunicarnos por imitación, repetimos lo que vemos a nuestro alrededor, y si tenemos la fortuna de tener buenos modelos en nuestra infancia, y a lo largo de nuestro desarrollo, probablemente acabaremos siendo hábiles en nuestros procesos de comunicación, pero si no tenemos esa suerte, seguramente careceremos de algunas habilidades.
¿Esto tiene remedio? Pues claro que sí hombre. Podemos reaprender, como nos gusta decir a los Coaches, podemos desaprender patrones que no nos sirven y aprender de nuevo otros que sí, para lo cual, lo único que necesitamos es: primero, tomar conciencia de qué cosas podemos mejorar, después poner en práctica nuevas formas que sustituyan a las antiguas, y a continuación… entrenarnos: es decir, practicar, practicar, y seguir practicando hasta que esas nuevas pautas hayan sido integradas y salgan automáticamente, cuando nos comunicamos.
Lo mejor de todo esto es cómo van a mejorar “mágicamente” nuestras relaciones con el jefe, la pareja, ese amigo, aquel familiar o compañero…. Cuando empecemos a poner en practica nuestras nuevas habilidades.
Una recomendación que quiero hacer es: cuando todavía no somos muy hábiles en nuestras nuevas destrezas, es bueno empezar a practicar primero con personas cercanas… de confianza. Por ejemplo: si quiero expresar un desacuerdo, no es una buena idea empezar por mi jefe… mejor voy a practicar un poquito primero con un amigo de confianza… o con una hermana…
¿Te parece complicado? ¿Qué tal empezar por algo? Te recomiendo que esta semana practiques la escucha… Simplemente escucha, presta atención a lo que te dicen, pero de verdad, “con todo tu cuerpo”, no pienses en lo que vas a responder… Solo escucha… Y si quieres, cuéntanos qué tal… Ya te anticipo que los escuchados van a estar encantados… Porque todo el mundo quiere hablar pero… ¡Es tan poco habitual que alguien quiera escuchar!
Gracias por tu artículo Lola. Muy interesante. Cuando una persona esta preparada a soltar y deshacerse de antiguos habitos y patrones, todo lo nuevo que aprende le va a llenar con fuerza.
¡Hola «Mallorquina»! Gracias a ti por tu comentario. Sí, yo también precisamente ayer comentaba con una compañera, qué necesario es salirse de los patrones preestablecidos que repetimos una y otra vez, y movernos por otros nuevos, como los actores, por otros registros, pues el ser humano es demasiado rico para empobrecerse y limitarse a hacer «siempre-lo-mismo». Sobretodo, cuando «siempre-lo-mismo», no funciona… Un abrazo desde Múnich
Apreciada Lola
después de leer tu post siento la imperiosa necesidad de comentar –
ciertamente todos podemos mejorar en todos los ámbitos, también en el de la comunicación interpersonal, pero no es demasiado decir que cuando la comunicación no funciona es que tenemos una «tara» en nuestro proceso comunicador ? qué hay de la otra parte comunicante ?
Por ejemplo, en mi trabajo estoy rodeado de varios colegas cínicos, alguien los podría llamar filósofos (creo que el cinismo fue una escuela de la filosofía griega) y durante mucho tiempo me han creado inquietud y malestar …
a comienzos de anyo decidí dejar las reuniones de café con ellos y minimizar cualquier posibilidad de interacción – resultado: me encuentro fantástico, mucho mejor ahora que antes – entonces la solución a mi problema era la incomunicación, no la comunicación …
Otro tema que me trae algo preocupado es la construcción artificiosa de realidades inexistentes que formamos a partir de la famosa frase «no se puede no comunicar» – vamos a tener que explicarlo todo todito bien clarito de palabra para que, digamos, no haya malentendidos? qué hay del lenguaje corporal, del buen rollo, de la confianza, de la comunicación por otros canales? y acaso no es sana un poco de surrealidad en la vida? hay que alemanizarse de tam manera que sólo vale aquello que se verbaliza ? (con mucho respeto por nuestro país receptor) –
muchos y cordiales saludos Xavier
Querido Xavier,
gracias por tu interesante comentario, me has hecho pensar y repasar lo que escribí…;P
Verás, yo no he dicho que tengamos «taras» en nuestro proceso de comunicación, lo que sí nos ocurre a veces es que hay cosas que podemos mejorar; y en ese orden de cosas, también se situa el proceso de poner límites… No conozco los detalles de la comunicación que tenías con esos compañeros, y aunque limitar la comunicación puede ser una opción válida, a veces necesitamos simplemente poner límites a las personas con las que nos comunicamos y expresar nuestras opiniones de manera asertiva, pero expresarlas, pues cuando nos las tragamos… Ya sabemos lo que pasa Xavier (recuerda el post de la semana pasada).
Con respecto a la comunicación corporal, si te fijas en lo que he escrito, me refiero precisamente a ella cuando digo que no podemos parar de comunicar. El tutor que tuve en mi formación, nos decía con mucha gracia, que sin darnos cuenta, con nuestro lenguaje no verbal estamos permantentemente emitiendo señales. Nosotros elegimos qué necesitamos y qué queremos verbalizar en cada momento, y qué cosas cosas no… Mientras seamos nosotros los que elijamos ¡todo va bien! Espero haberte respondido Xavier… Un abrazo enorme, Lola