Hoy quiero comentar una experiencia relacionada con el equilibro. Más o menos todos sabemos que es importante llevar una vida equilibrada, una dieta equilibrada, un equilibrio entre la vida profesional y la vida personal. Bien… ¿Y en qué se traduce eso?
Comparto una experiencia personal al respecto: hace unos días me di cuenta de la cantidad de energía que estaba perdiendo pensando en cosas como:
– “Debería” comer mejor
– “Debería” dedicar más tiempo a cocinar y a hacer la compra
– Debería comer menos chocolate y menos dulce
– Debería hacer más ejercicio
– Hay que ver qué mal me queda este vestido con este michelín que “de repente” ha aparecido por aquí…
– ¡Mira lo mono que le queda el vestido a esta chica!
– Al final va a tener razón mi hermana Merce…: ¡Definitivamente, la ropa encoje en el armario!
Bien… enfocando el tema de una forma un tanto más proactiva, empecé a diseñar un plan de acción sencillito, nada ambicioso. Antes de seguir debo confesar que yo no he hecho dieta nunca, entre otras cosas porque pienso que el concepto dieta, no funciona: pasar privación… suele tener después un efecto contraproducente; por ejemplo: una conocida, hace poco, sometida a una estricta dieta, se encontró con el cumpleaños de una compañera, y con que para celebrarlo, había preparado una estupendísima tarta de la selva negra… y claro, se tuvo que comer dos trozos… ¡Yo lo comprendo! Para compensar tanta privación… es el efecto rebote esperable en estos casos en los que uno se maltrata tanto.
No, definitivamente creo que las dietas no funcionan: yo creo más en el concepto “cambiar hábitos”, con sentido, y con equilibrio claro, y en esa dirección empecé con mi plan de acción:
– Buscar un equilibrio entre las proteínas, hidratos y vegetales que ingiero
– Comer más hidratos en la primer mitad del día y más proteínas y vegetales en la segunda
– Comer algo dulce todos los días: solo uno…
– Hacer 5 ó 6 comidas al día aunque no tenga mucha hambre…
Bien, el resultado: he perdido peso (casi 2 kg en 2 semanas), tengo más energía, menos hambre, pienso menos en comida, el vestido aquel me queda mejor… y mi autoestima se ha reforzado.
En ocasiones el desequilibrio sucede en otros ámbitos: no descansamos lo suficiente, no disfrutamos de nuestro tiempo de ocio, trabajamos demasiado, nos relacionamos mucho con unas personas y poco con otras… si quieres que te apoye a través del coaching a restaurar un equilibrio más sano para ti, contacta conmigo en lolahernandez.coaching@gmail.com ¡Gracias!
Bueno, lo tuyo será simplemente cortar flecos, es fácil hacer una dieta por esos «2» kilitos – aquellos que nos enfrentamos a un trabajo de «fondo», es decir, lo típicos 7 o más, lo tenemos más complicado – pero en fin, como tú dices tampoco creo en dietas mágicas ni en pasar hambre – de momento a mí lo único que me ha resultado efectivo es el ramadán (te renueva inmensamente en todos los ámbitos, para aquellos que sospechen, avanzo que soy agnóstico), o bien viajar, caminar y hacer fotos 14 horas al día – pero seguiremos intentandolo – Xavi
Jaaaaaaaaa jajaja Xavier, muy gracioso lo de cortar flecos… Yo creo que tal vez, cuando lo flecos son más largos, hay que esperar resultados más a largo plazo, pero el concepto es el mismo. Gracias por compartir tus experiencias, yo también camino mucho… ¡me encanta y me sienta de maravilla! Un abrazo