Me lo encuentro con mucha frecuencia entre mis clientes, en los talleres y en mí misma: cuando se trata de gestionar nuestro tiempo, que ya sabemos que es lo mismo que gestionar nuestra vida (¡¡Nada más y nada menos!!), tenemos mucha disposición a la hora de atender las necesidades y demandas de los demás, de las personas de nuestro entorno, y sin embargo, cuando se trata de atender nuestras necesidades y demandas… ¡Ese ya es otro cantar!
Socialmente hemos recibido una educación que nos ha enseñado que ocuparnos de las necesidades de los demás equivale a “ser buenos”, mientras que ocuparnos de nuestras necesidades es sinónimo de “ser malos”, egoístas, pendientes de nuestro ombligo, centrados en nosotros mismos… y toda una serie de lindezas que nos decimos y que acaban generando ese sentimiento de culpabilidad que nos resulta tan conocido.
¿Qué podemos esperar cuando nos tratamos tan mal? ¿Es posible que ese maltrato tenga que ver con las enfermedades que padecemos? ¿Y con el estrés? ¿Y los trastornos de la alimentación? ¿Y de sueño…? ¿Y los problemas en nuestras relaciones…? ¿Y…?
¿Recuerdas eso de que la caridad empieza por uno mismo? ¿Cómo se puede atender las necesidades de alguien más, desatendiendo las propias? Atender nuestras necesidades pasa por mantenernos en contacto con nuestra esencia, organizarnos con flexibilidad teniendo en cuenta cómo nos sentimos en cada momento, pararnos a respirar, alimentarnos bien, cuidar nuestro cuerpo, dejar espacios a nuestras emociones, estar en contacto con lo que es importante para nosotros, con nuestras ilusiones, con lo que nos ayuda a recargarnos de energía, la que necesitamos y perdemos en los momentos desafiantes de la vida, recordando que «no tenemos enchufe» ni botón «on-off».
¿Qué quieres hacer hoy para tratarte mejor? ¿Has planificado tu día con cariño y de forma REALISTA, o por el contrario parece que estás siguiendo los dictados de tu peor enemigo? Piénsalo y recuerda… Si quieres conseguir resultados diferentes, necesitas HACER algo diferente… Y eso te llevará a sentirte de manera distinta…
Lola, que bueno recordarnos que nuestro cuidado es importante para poder cuidar… y se nos olvida con tanta frecuencia, gracias por recordarnoslo, y tomemos acción en ello cada día! Feliz día de mimitos y cuidadossss Lola! Abrazooooo
Gracias Merche, hacemos un pacto: yo te sigo recordando cosas y tú me las sigues recordando a mí a través de tu estupendo blog, ¿ok? Lo dicho, a cuidarnos… ¡Otro abrazo para tí!
Gracias por recordarnos que la primera responsabilidad es mantener el eje en el centro, o sea en nosotros mismos. De ahi parte lo demas y no a la inversa. Un beso Lola!
¡Qué buena forma de expresarlo Mabel! Gracias… Me ha encantado. Otro besazo para tí!
Está bueno lo de la caridad con uno mismo. He ido con el látigo fustigándome durante muchos anhos, es suficiente.
Nunca es tarde si la dicha es buena, nunca es tarde para tomar conciencia de que hay otras formas de tratarnos, otras opciones, nunca es tarde para cuestionarnos costumbres que arrastramos en ocasiones desde un pasado muy lejano. ¡Enhorabuena Xavi!