No sé si os he contado que estoy haciendo un curso sobre las enseñanzas de Buda aplicadas a la vida diaria, es un curso de compasión y Mindfulness, en el que nos estamos apoyando en uno de los maravillosos libros de Thich Nhat Hanh.
Pues bien, hace poco, en una de las sesiones con Gonzalo Brito, este comentaba algo que me hizo reflexionar: “hay gente que prefiere tener la razón, a ser feliz”.
Si nos paramos a pensarlo, de alguna forma, todos tenemos nuestra razón, por tanto si, como decía Brito, en vez de juzgar a los demás cuando defienden una posición que no entendemos, activamos nuestra compasión, nos será más fácil darnos cuenta de que todos lo hacemos lo mejor que sabemos con nuestras circunstancias: no es fácil ser humano… no es fácil lidiar con esta vida, este cuerpo y esta mente que la vida nos ha dado y es muy interesante constatar que todos tenemos las mismas necesidades y nos sentimos igual de confusos acerca de cómo satisfacerlas.
Thich Nhat Hanh propone en su libro El Corazón de las enseñanzas de Buda, que cuando nos encontremos ante una situación conflictiva, lo primero de todo, nos sentemos a escuchar a la otra persona. Ya sé que esto es “compasión nivel avanzado” y que a la mayoría de nosotros, lo que nos sale en esos momentos es muy diferente, pero, a lo mejor, en el proceso de acercarnos a otras formas de interactuar, puede ser un buen primer paso contemplar esa posibilidad, aunque sólo sea en nuestra mente. También lo decía Steven Cobey en Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva: “comprende antes de ser comprendido”.

Igualmente, Rafael Santandreu en El arte de no amargarse la vida, alude a la buena estrategia de no dar demasiada importancia a nuestro punto de vista, cuando no queremos que el otro se enroque en su postura. Por ejemplo, si tu pareja y tú tenéis ideas distintas sobre las vacaciones, a lo mejor podemos decir algo como: “a mí me gustaría ir a Barcelona este año, pero si a ti te hace mucha ilusión ir a Bilbao, me parece bien también”, y a ver qué pasa.
Por tanto, si ya sabemos que a las personas nos gusta tanto sentirnos escuchados, como que nos den la razón (por muy egocéntrico que también sepamos que es eso), una buena forma de iniciar una conversación “difícil” puede ser, practicar la escucha activa y después decir: “Es posible que, en parte, tengas razón” y a continuación, presentar nuestro punto de vista.
En cualquier caso, aprovecho para recordaros que en junio estaremos de forma online con el taller: Afrontando un DUELO para todos aquellos de vosotros (o vuestros conocidos) que hayáis perdido a algún ser querido y el 7º semestre del grupo de desarrollo personal, ha comenzado en mayo, y se ha quedado una plaza libre.