Hoy me he retrasado un poco con mi cita semanal… Tengo una buena razón: vengo de dar una charla a un encantador grupo de mujeres de habla hispana en Múnich: Las Maeylas, hacia las que siento mucha gratitud por la acogida y el apoyo que me han brindado en cada reunión.
Pues bien, después de hablarles un poco de Coaching, en homenaje al reciente Día del Trabajo, cada una de ellas ha ido contando a qué se dedicaba, y lo han ido acompañando de pequeños testimonios y retazos de su vida, en ocasiones, verdaderamente conmovedores. Me ha encantado la experiencia, y sobretodo, me han encantado sus caras de «agradable sorpresa» cada vez que alguna del grupo les devolvía un feedback positivo con impresiones que les hacían tomar conciencia de sus recursos.
Hemos hablado mucho de recursos esta mañana, de los recursos propios, y no hablo ahora de recursos económicos (que también hay que tenerlos en cuenta) sino de recursos internos, de los recursos que tenemos para alcanzar un objetivo personal o profesional, y que muchas veces olvidamos; la mayoría de estas mujeres tiene una experiencia vital, una trayectoria profesional, unas vivencias personales, y/o unos hijos, que les han hecho crecer, desarrollarse y acumular una larga lista de recursos disponibles. Con frecuencia, esto se nos olvida, y cada vez que nos enfrentamos a un nuevo desafío, «sentimos» que empezamos de «cero», cuando en realidad, hay un trecho en el camino, que ya hemos recorrido.
Hace poco, en la Escuela, José Antonio, repasando con él algunas herramientas de Coaching, volvía a recordar el gusto que da cuando uno se pone delante del ordenador, o de un papel y empieza a escribir una lista de sus recursos; esto se hace siempre en Coaching, con el enfoque puesto en nuestra M.E.T.A.: ¿Cuál es mi situación de partida con respecto a lo que quiero conseguir? ¿Con qué recursos cuento ya de entrada? Hoy te invito a hacer este ejercicio poniendo el punto de mira en la totalidad de tu persona:
Ponte cómodo, dedícate un rato, y empieza a escribir, haz un repaso de tu vida, y date cuenta de que te vas a fijar sólo en los recursos que utilizaste en cada ocasión, en los recursos que desarrollaste cuando te pasó esto, en lo que aprendiste cuando ocurrió aquello… Qué bien te vino conocer a… Cómo te espabilaste cuando… Qué descubrimiento fue…
Y no pierdas la lista en algún cajón… déjatela a mano y échale un vistazo de vez en cuando… Sobretodo en «esos» momentos…
Es bien sabido que aquello en lo que nos enfocamos, crece… y aquello a lo que no prestamos atención, desaparece o se aburre… Enfócate primero en tus recursos, y cuando tengas eso bien presente, empieza poco a poco a trabajar en las cosas que quieres conseguir. Pero vamos por orden…
¿Te ha salido una lista muy corta de recursos… ? Persevera… dedícale otro ratillo…. Aún así… ¿es corta? Si quieres que te ayude a encontrar tus recursos… ¡dime!
Nena que buen artículo… sobre todo por motivarme a hacer una lista de todos mis recursos antes de nada.. Un besazo y feliz día!!
Merche
¡Gracias Merche! Yo también creo que es una buena manera de empezar la mañana… jaaaaaaaaaaa jajaja.
Un besazo Compi, y hasta mañana, Lola