Hoy quiero reflexionar sobre un fenómeno que sucede con frecuencia cuando llegas a vivir a otro país: La Desorientación.
No sé si a ti te pasa, pero yo todavía no me entero bien de lo que ocurre en el mundo porque a causa del idioma, aun no entiendo bien las noticias. ¡Y qué frustrante es ver a tu país en la tele y no saber de qué están hablando! ¿Verdad?
Además no te enteras de las fiestas porque todavía no controlas el calendario local… simplemente, de repente “es fiesta”, y si a eso le sumas, que se te olvidan las fiestas de tu país de origen, porque claro… ya no estás allí y como aquí no es puente, pues de repente no entiendes ¿Dónde está hoy todo el mundo? … Otro dato más que redunda en esa desorientación.
Como además tu agenda social es un poco escasa, es frecuente que pierdas el control de tu tiempo libre, de repente, ya no eres tú quien planifica qué vamos a hacer este sábado, con quién vamos a quedar.
Y si ya entramos en cuestiones prácticas… El escenario no es mucho más estimulante: no sabes donde hay un hospital, cómo funciona el tema de la “inseguridad social” aquí, ¿Y la educación? ¿A qué colegio puedo llevar a mis hijos? ¿Dónde hay un colegio por aquí? ¿Cómo conseguiré hacerme entender?
Sumando estas y otras desorientaciones, sientes que pierdes un poco el control y además, como dice una buena clienta, en cierto modo, te “infantilizas”.
Afortunadamente… hay cosas que puedes hacer para poco a poco ir dándole la vuelta a esta “tortilla”:
– Infórmate: hoy en día hay infinidad de fuentes a través de internet, por ejemplo. Eso sí, tómate tu tiempo… Como todo en esta vida, informarse también requiere tiempo, y es importante.
– Mímate… necesitas hacer cosas que te ayuden a restaurar energía invertida en adaptarte y orientarte.
– Si ya llevas un tiempito en tu nueva ciudad, echa la vista atrás… ¿Te das cuenta de todo lo que has aprendido ya? ¿Cuántas cosas sabes ahora que antes no sabías? ¿Recuerdas tu cara cuando andabas por el metro como Paco Martínez Soria? Valóralo, reconócetelo y agradécetelo, es fruto de tu esfuerzo amig@.
– Reduce la lista de obligaciones y aplaza cambios aplazables, no es momento de ir “a por todo a la vez”.
– Pon primero lo primero.
– No abarques demasiado, sé realista: tan importante es pasar a la acción como ser comedido y no hacer planificaciones “abrumadoras”.
– Recuerda la “Tabla de los Cambios”, esta situación también pasará… Y después, el resultado será mejor que al inicio.
Y disfruta del proceso, estás creciendo, estás aprendiendo, estás desarrollando tus recursos y eso siempre es bueno para ti y para lo que te depare el destino. Si quieres compartir alguna experiencia, no dudes en hacerlo, en público o en privado: lolahernandez.coaching@gmail.com. ¡Gracias!
Gracias a El Inmigrante por la referencia!!
Tienes toda la razón! me encuentro en esa situación en la que llevo 2 meses en Holanda, un país que no es el mío, y estoy adaptándome. Mi pareja es holandesa y me ayuda y apoya todo lo que puede, pero hay un camino interior de asimilación que tengo que recorrer. Muchas veces intento salir de mi «zona de confort» y coger la bici, recorrer partes de la ciudad que no conozco, etc.. pero otras veces no me apetece, porque también quiero algo de seguridad y estabilidad en este cambio que ha dado mi vida.
Por cierto me encanta tu página, es como un fuego de San Telmo en medio de la oscuridad 🙂
¡Muchas gracias Selena! Me alegro si te sirve. Son muchos los desafíos a los que nos enfrentamos en este camino que estamos recorriendo; la buena noticia es que al final hay una buena dósis de desarrollo personal que recoger. Tuve una clienta en Holanda y tengo alguna idea acerca de las situaciones a las que te enfrentas. Sigue tu camino y no olvides tomarte tus ratitos para cuidarte. Un abrazo desde Múnich.