Pastel Lobito

No es lo que parece… este pastel no se come… pero empiezo por el principio.

Para continuar con la ronda de entrevistas, ayer visité a Karin Wölfel, Canciller del  Consulado de Guatemala en Múnich y fue una experiencia encantadora, además de interesante y enriquecedora para el libro que estoy escribiendo. Desde que llegué a ese “pedacito de Guatemala en Múnich”, que es su Consulado, Karin se esforzó en buscar todas las formas posibles de ayudarme, regalarme, compartir, divulgar y dar información sobre su trabajo y para el mío, además de dejar una bonita huella en el camino que estoy recorriendo por esta preciosa Múnich.

Os adelanto una de las muchas interesantes aportaciones que hizo para el libro: cuando le pregunté qué podía ayudar a los hispanohablantes que llegan a este país, a relacionarse con los alemanes  de forma satisfactoria y gratificante, contestó sin dudarlo: “Que se olviden de que son alemanes”. Para Karin, la verdadera comunicación se da cuando nos olvidamos de dónde venimos, de donde son las personas con las que nos relacionamos, y simplemente compartimos desde la parte que nos une, que es enorme.

Hizo muchas otras interesantes observaciones que recogeré puntualmente en el libro, pero lo que más me gustó fue la receta del “Pastel de Lobito”, porque sí, esta polifacética pedagoga, además de canciller, escribe e ilustra libros sobre Guatemala, cuentos, y recetas de cocina. No os perdáis a continuación esta especial receta, en la que encontraréis un poquito de lo mucho que podemos enriquecer nuestra cultura de acogida, con nuestra cultura de origen.

Termino diciendo que para mí el ejemplo de Karin, como el de muchos otros que he tenido la oportunidad de conocer gracias a mi trabajo, es una muestra del grado de bienestar y satisfacción que nos puede traer, elegir poner nuestro foco de atención en la parte del vaso que está “medio llena”, cuando afrontamos los desafíos de nuestra experiencia migratoria.