Las ganas

 

¡Hola! Hoy quiero compartir una experiencia que tuve la semana pasada. Llevábamos tiempo ilusionados, habíamos puesto las entradas en la mesa del salón para tenerlas bien a la vista, y por fin llegó el gran día: martes 1 de abril, concierto de Joja Wendt en el Prinzeregententheater de Múnich – un sitio precioso donde estuvo actuando también (otro día ;D) el increíble Vicente Amigo.

Sabíamos que íbamos a disfrutar, no era el primer concierto de este pianista-showman al que acudíamos, y ya conocíamos la calidad de sus espectáculos, la complicidad con el público, las risas sin fin que íbamos a soltar, los ruidos que íbamos a hacer, los muchos tipos de palmas que íbamos a dar, y que seguro que acabaríamos cantando…

El pronóstico se cumplió y se superó… Lo que quiero compartir hoy es lo que observé y lo que pensé durante el espectáculo – llámalo deformación profesional . Ese día jugaba el Bayern de Múnich… y en contra de lo que suele ocurrir con los conciertos de este hombre… había bastantes huecos. Pensé que tal vez le influiría, que se le notaría algo de desánimo en algún momento o que tal vez terminaría antes el concierto… Me equivoqué, no solo utilizó el partido de fútbol para hacer un chiste detrás de otro al respecto, sino que el concierto se alargó y se alargó más de 3 horas, pues hasta 3 veces volvió a salir encantado a tocar ante la insistencia de los bises que pedía el público.

Presentación1Durante el espectáculo siempre cuenta alguna historia, y en esta ocasión, contó la suya: vimos fotos de sus comienzos, de su primer piano, de sus primeros viajes a Italia en su primera “fragoneta” para tocar el piano a los turistas; conocimos en definitiva sus orígenes, su pasión por la música y cómo ha ido labrando poco a poco la gran carrera que se ha llegado a forjar, y que yo creo que todavía tiene bastante recorrido por delante.

Uno de sus encantos es su comunicación no verbal, acompaña constantemente su expresión verbal de gestos de complicidad con el público, de grata sorpresa, y de agradecimiento, a cada momento; incluso para pedirnos con gracia que le sigamos en su web o recordarnos que en el descanso podemos comprar un CD suyo. Es el vivo ejemplo de una persona que disfruta con pasión de lo que hace y contagia esa ilusión, como cuentan también de nuestro querido Paco de Lucía, el tío no se cansaba nunca de tocar, y tocar y seguir tocando… Por Martin Seligman sabemos que la conquista de la felicidad tiene mucho que ver con poner en práctica nuestras habilidades, lo que nos gusta y se nos da bien hacer, ¡igual eso lo explica todo!

Hoy quiero traer aquí este ejemplo para que cada uno de nosotros pensemos en lo que hacemos y nos respondamos a la siguiente pregunta: ¿qué puedo hacer para disfrutar más de mi trabajo y transmitirlo? A mí me gusta mucho aprender, escribir, ver las caras de mis clientes y de los asistentes a los talleres cuando se ilusionan con sus logros, compartir lo que sé, ayudarles a poner en orden sus ideas, apoyarles para que transformen en acción al menos alguna de las miles de geniales ideas que les rondan por la cabeza… Por tanto, una manera de incrementar el disfrute será buscar vídeos sobre coaching de buenos profesionales de referencia con los que seguir formándome, terminar de escribir el libro – para este veranito lo tendré – organizar más talleres, tener muchas sesiones de coaching,…

Y tú… ¿con qué cosas disfrutas profesionalmente? ¿Qué puedes incluir en tu lista para disfrutar más? ¿Por dónde vas a empezar? Ponte a ello y contágialo, seguro que sirves de estímulo para que otros hagan los mismo.

Publicado por Lola Hernández

Psicóloga y coach afincada en Múnich (Alemania). www.coachingenmunich.com. Más info en este enlace: https://coachingenmunich.com/about/

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