¡Hola corazones! 🙂
¿Qué tal ha ido la gestión del perdón durante el mes de junio? ¿Y el rencor? Yo personalmente sigo lidiando con ello, es una de esas guerras personales que tiene varias batallas, y cada una de ellas ha de ser afrontada. Como dice mi madre “no se ganó Zamora en una hora…” y es cierto, con el desarrollo personal también funciona así, hay que seguir ahí día tras día insistiendo.
Para reforzar el concepto que sobre el perdón y el rencor compartí el mes pasado, para julio te propongo un ejercicio: “el ordeñador”. Lo he llamado así en honor a mi madre (que he venido a Múnich y me tiene loca de contenta :)) Pues bien, cuando yo era más jovencita y tenía algún ataque de ira, ella me decía “¡niña, ordéñate!” jaa jajajajajaja, ahora me hace muchísima gracia acordarme de eso.
El ejercicio consiste en sacar la rabia que llevas dentro y consta de los siguientes pasos:
- En primer lugar, siéntate un rato tranquil@, pon las manos en la tripita y toma conciencia de cómo te sientes y en qué estás pensando. ¿Qué tal ha ido el día? ¿… y la semana? ¿Has tenido algún conflicto? ¿Hay alguna persona que se cruce en tus pensamientos con más frecuencia de lo deseado y no para generar precisamente buenas emociones? Vale: identifica entonces la situación que te ha producido esa rabia y a la persona implicada.
- Busca un rato y un sitio en el que estés sol@. Cuando vamos a dejar salir energía negativa es mejor estar sol@ y después ventilar, para que esa energía no se quede allí afectando a otras personas que no tienen la culpa de lo que ha pasado y/o de lo que tú has sentido.
- Elige una forma de “ordeñarte” que funcione para ti en esas circunstancias. Algunas ideas:
- Chillar como un descosido cuando vas sol@ en el coche o cuando estás en el campo, al aire libre
- Golpear un cojín como si no hubiera un mañana
- Coger un peluche o un trapo y estamparlo reiteradamente contra una silla o contra el lavabo
- Pegar una patada a algo (es la opción más arriesgada, por los posibles daños que podemos causar y causarnos). Una posibilidad sería una caja de cartón vacía (hace mucho ruido pero no duele…)
- Dar un paseo o correr de forma muy enérgica, al mismo tiempo que das “zapatazos”, patadas o manotazos (ver opción 4 y asegúrate de estar sol@ :))
- Ponte manos a la obra: ejecuta la actividad elegida mientras evocas lo sucedido y a la persona implicada. Repetir tantas veces como sea necesario.
¿Se te ocurre alguna estrategia más? ¿Quieres compartirla?
Hola Lola,
Hace ya varios años, recuerdo haber tenido un empelo que aunque me gustaba, me daba mucha frustración. Tenía un jefe que le prometía a el cliente la perlas de la virgen y cuando ya dimensionábamos el proyecto como equipo de trabajo, veíamos la realidad de lo que se podía realmente hacer. Entonces mandaba a alguno del equipo a justificar con el cliente, porque todo lo que el jefe había prometido no se podía hacer. Claro que el cliente te quería comer, y se tenía que tolerar el disgusto del cliente y negociar con él para mantener el contrato. Por ese entonces mi mamá me invito a un grupo de kick boxing, yo no soy muy de deportes de contacto, pero eso me ayudo a sacar mi frustración. El enojo genera mucha energía, que los deportes de contacto requieren y pueden ser un buen vehículo de salida. Afortunadamente, al dejar el trabajo, también se fueron las dosis semanales de enojo, impotencia y frustración. Lo malo, es que ya no tenía tanta energía para el kick boxing y también lo deje, preferí otro tipo de actividades de esparcimiento. 😉
gracias Vere! Me parece una interesantísima alternativa 😉