Perdón y rencor

«El rencor no es un buen compañero de viaje», comentaba hace unas semanas Salvador, el director del Ministerio del Tiempo, ¡¡esa gran serie!! Y esa frase estimuló mi deseo de trabajar en ese tema, como siempre, personalmente y de paso, compartirlo contigo.

Otra persona que es un referente para mí en estas cuestiones es Eduardo Madina, que como tal vez sepas, además de un conocido político en España, fue víctima de ETA. Como consecuencia del atentado terrorista que sufrió, su madre entró en una profunda depresión que propició que tuviera un infarto por el que perdió la vida. Para Eduardo no debió ser fácil superar todo eso y sin embargo, cuando los periodistas le preguntaban el decía que no sentía rencor, que había perdonado a los terroristas para poder seguir adelante con su vida.

Y es que sí, yo también creo que el rencor nos mantiene atados a las malas experiencias que hemos vivido, a las malas sensaciones y no nos deja seguir adelante, pasar página.

Yo sin ir más lejos recientemente he experimentado un enfado largo, demasiado largo incluso, por una cuestión profesional. Ciertamente, cuando surgieron los problemas me sentí muy sorprendida, no daba crédito a lo que estaba pasando, no se correspondía en nada con lo que yo esperaba recibir por parte de una persona profesional. Y ahí empezó mi error: ¿dónde está escrito qué comportamientos son profesionales y cuáles no lo son? ¿En qué manual puedes leer que las personas tienen que ser tan simpáticas y agradables como tú?

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Utilizando la terminología PNL, volví, una vez más, a confundir el mapa con el territorio: las cosas son como son, no como yo las veo. Esta persona claramente tenía una visión completamente diferente de la mía, y no por ello dejaba de ser legítima, aunque sus formas de expresarlo pudieran ser mejorables… Pero… ¿quién no comete errores? ¿Acaso yo me expreso siempre adecuadamente? ¿A quién le corresponde juzgar los errores de los demás? Está claro que a mí no…

Por tanto, y siguiendo las buenas recomendaciones de mi amiga Manina, he empezado a limpiarme de todas esas malas sensaciones, he empezado a perdonar internamente lo ocurrido, tomando conciencia ahora con perspectiva, que realmente tampoco fue para tanto… Soy yo la que he magnificado una situación no deseable, sí, pero que como diría mi querida Paloma, no deja de ser una soberana memez.

Estoy segura de que esta limpieza interior será buena para mí y eso es lo más importante, me permitirá soltar lastre y dejar espacio en mi mochila para que entren cosas mejores. No sé qué pasara con la relación, es posible que no lleguemos a desarrollar una profunda amistad, ¿o quizá sí? En cualquier caso, habré aprendido algo de todo esto, seguiré adelante con mi vida y no me quedare ahí.

¿Tú cómo te llevas con el rencor y el perdón? ¿Algún conflicto pendiente de soltar? Pues ala ala… estoy segura de que tú también quieres para tí mejores compañeros de viaje.

Publicado por Lola Hernández

Psicóloga y coach afincada en Múnich (Alemania). www.coachingenmunich.com. Más info en este enlace: https://coachingenmunich.com/about/

3 comentarios sobre “Perdón y rencor

  1. Apreciada Lola … buen tema y bonito post, únicamente … difícil de practicar, pues cómo se puede compatibilizar el perdón con nuestro ego que clama una reparación de la imagen deteriorada en un contexto laboral o familiar? Cómo puedes perdonar un jefe mentiroso, cínico, que ha orquestado conflictos a tu alrededor para favorecer a otros colegas pero trabar tu popio desarrollo actuando en mala conciencia, prevaricando, ejerciendo abuso de autoridad?
    El perdón es bueno, pero la justicia es incluso tan buena, y necesaria. Podemos perdonar sin obrener justicia? ….. un saludo muy cordial …

  2. Apreciada Lola, gracias por este post tan oportuno …. un tema espinoso pero necesario, perdón y pasar página, deshacerse del rencor, etc … Suena bien, ahora mi pregunta … se puede perdonar y no experimentar rencor hacia personas que de manera maligna actúan conscientemente para generarnos perjuicio? Por ejemplo, tan frecuente en el contexto del trabajo, el típico jefe maquiavélico que orquestra conflictos artificiales alrededor de ciertos colegas para trabarlos en su dessarrollo y ralentizar sus carreras mientras favorece otros indivíduos afines, fieles y que apoyan su proceder antiético en la gestión de su grupo de trabajo? Ésto es muy antiguo: se llama prevaricación, abuso de autoridad, y muchas otras cosas feas. Perdonarás a tu jefe si estás o has estado en su lista negra? No será importante primero que haya justicia? Pero si esperamos justicia en todos los aspectos de la vida, …. podemos esperar mucho. Debemos hablar de resignación en lugar de perdón y olvido del rencor? Cómo podemos mantenernos en valor frente al embate de las fuerzas malignas que están al timón en ciertos aspectos de la vida, tan importantes como el trabajo ? … muchos saludos … xavi

    1. Hola Xavi! Gracias a ti por tus comentarios siempre interesantes.
      Comparto contigo que ciertamente, a veces se dan situaciones en las que es difícil perdonar porque los hechos cometidos son graves, han causado un gran daño y como tú dices, si no se ha reparado el error con justicia y encima no te piden perdón… lo que te pide el cuerpo es otra cosa…
      Y sin embargo, lo que propongo es dar un paso más allá, no quedarte en la rabia, en el rencor, por muy justificado que esté su origen, y dejar ir esas emociones, soltar ese dolor para poder seguir adelante con tu vida. Si no lo hacemos por los demás, por la relación que nos une, por el bien común, al menos hagámoslo por nosotros mismos. No permitamos que nos siga doliendo por más tiempo…

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