Hoy abordamos el período estival con una reflexión que tiene que ver con los cambios imprevistos. Y es que a veces en la vida, las cosas suceden así: de repente. De repente recibes una noticia, de repente cambia algo importante, experimentas una pérdida o sucede algo que cambia completamente tu rutina profesional o personal.
Cuando hablamos de cambios imprevistos no deseados tenemos que mencionar a la experta por antonomasia en estas lides: Elisabeth Kübler-Ross. Esta científica suiza, dedicó parte de su vida a investigar sobre los procesos que viven las personas cuando están próximas a la muerte y desarrolló un famoso modelo sobre las etapas de duelo por las que pasamos cuando nos enfrentamos a cambios más o menos imprevistos y no deseados:
- Negación
- Ira
- Negociación
- Depresión
- Aceptación
Aunque en principio estas etapas de duelo están referenciadas a sucesos como la pérdida de un ser querido o el diagnóstico de una enfermedad terminal, también se pueden dar en una versión tal vez más “suave” en cualquier episodio de cambio no deseado y repentino.
Hasta llegar a la fase de Aceptación, vamos a experimentar emociones: vamos a tratar de negar o rechazar lo que ha pasado – esto no puede ser verdad –, vamos a resistirnos con rabia más o menos acentuada a la pérdida que se avecina, pasaremos por una etapa de ajuste – vale, ya que tengo que aceptar pulpo como animal de compañía, quiero al menos decidir en qué habitación lo voy a alojar – y experimentaremos también la tristeza más o menos intensa de la pérdida. Un aspecto fundamental durante todo este proceso es la aceptación de las propias emociones que vamos a sentir. Es tiempo de permitirnos estar tristes o sentir enfado, sin aferrarnos a esas emociones, pero sin tampoco meterlas debajo de la alfombra o tratar de disimularlas. Tomarnos tiempo para dejar salir nuestra rabia o para sentir nuestra tristeza facilitará el avance por estas etapas, hasta la deseada aceptación.
Pues te dejo investigando un poco sobre estos procesos y tal vez repasando cómo te has enfrentado anteriormente a las pérdidas, ¿tal vez te quedaste atascad@ en alguna etapa? ¿Hay algún proceso por concluir o alguna emoción retenida? A la luz de este sabio modelo ¿qué podrías hacer de forma diferente para encajar y aceptar las pérdidas futuras? ¿Conoces a alguien que haya sufrido una pérdida recientemente? ¡Comparte! 🙂
Querida Lola, casi me parece como si lo hubieras escrito para mí (o para nosotros). Me encanta la percepción de Elisabeth Kübler-Ross, y me ayudó mucho en uno de mis primeras experiencias de pérdida de un ser querido.
Gracias Sanne… no lo he escrito pensando en ti pero me alegra mucho que te ayude a recordar lo que ya sabes. La pérdida es parte de la vida y conviene aprender a sentirla, gestionarla y aceptarla. Un besito