Aunque cada vez con más frecuencia escribo para buscadores de inspiración y acción, independientemente de si viven en su país o fuera de este, hoy sí me voy a centrar en algo que va más dirigido a los que nos hemos ido a vivir a otro país en el que se habla un idioma diferente.
Ya he comentado en otras ocasiones las implicaciones que puede tener hablar mal – como es esperable cuando uno está aprendiendo una nueva lengua – sobre nuestra autoestima, teniendo en cuenta que la nueva lengua lo impregna todo: está presente las 24 horas del día en nuestras facetas personales y profesionales…
También he comentado que al principio – sobre todo si hemos llegado con un nivel de conocimiento “cero bajo cero” – nuestro nivel de motivación para aprender esa nueva lengua suele ser muy elevado y se refuerza con el hecho de que en relativamente poco tiempo, solemos avanzar mucho: pasar de nada a algo es muy gratificante y lo experimentamos con mucha satisfacción. Sin embargo, con el paso de los meses y los años, vivimos una fase no tan estimulante, en la que poco a poco (muy poco a poco, sentimos a veces) pasamos de algo a algo mejor, y esta evolución no es tan evidente.
Es frecuente además, que al principio dediquemos bastante tiempo al estudio del idioma entre clases, deberes y repaso de gramática y vocabulario, y sin embargo, con el tiempo dejamos de estudiar. Pensamos erróneamente, que por el simple hecho de vivir aquí, ver la tele, escuchar la radio y trabajar en alemán, vamos a seguir aprendiendo y mejorando por osmosis…
Hoy quiero invitarte a que vuelvas a estudiar. Si puedes, apúntate a algún curso aunque sea una sola vez a la semana (aquí en Alemania la VHS tiene opciones de este tipo) y si esta posibilidad es complicada, desarrolla uno o dos hábitos sencillos, por ejemplo: todos los días después de cenar dedicar un rato más o menos largo, dependiendo de tu energía, a revisar gramática o vocabulario. Todos los días en el tren, lee algo pequeño en alemán, los fines de semana lee algo en voz alta, queda regularmente con un Tandem, etc.
Si haces esto van a pasar al menos tres cosas: en primer lugar vas a tomar conciencia de cuánto sabes, pues al repasar vas a reconocer y clarificar muchas estructuras gramaticales y vocabulario, lo que va a reforzar tu autoestima. Con una autoestima reforzada, te vas a sentir más segur@ y ya solo eso va a hacer que automáticamente hables mejor, y que por tanto se te entienda bien y te sientas más a gusto al hablar ese idioma. Además, al hacerlo a tu ritmo, vas a disfrutar más del proceso de aprender y lo vas a ver como algo estimulante, como una carrera de fondo que se puede convertir en un hobby.
Pero como dirían Borja Vilaseca o Ana Spósito, no creas nada de lo que te digo, ponlo a prueba y ¡hazlo! Y luego comparte con nosotr@s qué resultados has obtenido. A lo mejor así también tú inspiras a alguien más 😉