Hoy quiero hablar de algo que me encuentro con frecuencia en mi vida personal y en las sesiones: situaciones dolorosas vividas en el pasado que todavía en el presente vuelven a nuestra mente, haciéndonos revivir el daño experimentado y entrar en círculos de pensamiento negativo.
Todos hemos vivido eso, y lo seguiremos viviendo, así que, si no queremos ir cargando con una mochila llena de rencores, resentimientos y desagravios, bueno será que nos armemos de unos cuantos buenos recursos para ir vaciándola, y ese es el sentido de este post. Empezamos:
- En primer lugar, como comentaba recientemente mi terapeuta, es importante tener en cuenta que, detrás de las acciones poco afortunadas de otras personas, lo que se esconde es un comportamiento impulsivo y no precisamente reflexivo. Estamos tan desconectados de nosotros mismos y la fuerza de nuestro inconsciente es tan grande, que las personas actuamos frecuentemente sin darnos cuenta de lo que estamos haciendo, de por qué lo hacemos, ni de las consecuencias que nuestro comportamiento puede tener en la relación con las personas afectadas.
- Por otra parte, la Escuela de las enseñanzas de Buda, nos recuerda que, por las mismas razones que acabo de exponer, todos tenemos necesidades muy parecidas, y andamos por la vida bastante confundidos acerca de cómo las podemos satisfacer; sencillamente, estamos aprendiendo y todavía no sabemos hacerlo mejor.

- En esta misma escuela, podemos encontrar meditaciones que nos pueden ayudar a perdonar (nº 6), entendiendo este acto, no como un “te perdono sin más porque soy buen@ y da igual lo que hagas, lo seguiré haciendo”, sino como un gesto que me libera a mí de ese hecho y decidiendo ser consecuente con mi forma de relacionarme contigo, si no hay cambios significativos por tu parte, después. Yo soy responsable de mi bienestar y, por tanto, de liberarme, protegerme y poner los límites que yo necesite en cada momento.
- Después de un suceso de este tipo, a veces las circunstancias hacen que no tengamos la oportunidad de hablar y aclarar lo sucedido, expresando cómo nos hemos sentido. Lo que sí podemos hacer siempre, es apoyarnos en herramientas escritas – por ejemplo, la escritura integrativa y la recreación de una conversación escrita en dos sillas – para sacar de nosotros esos diálogos que, todavía después de algún tiempo, nos puedan seguir asaltando.
Te invito a practicar esa liberación, porque, como te digo siempre, uno no es responsable del comportamiento de otras personas, pero sí, de lo que uno hace con eso… 😉
Y si tienes cualquier pregunta, ya sabes, por mail, estaré encantada de darte más info.
Aprovecho la ocasión para recordarte que, en octubre, nos veremos en Múnich en el taller presencial sobre asertividad, así que si necesitas mejorar la forma en que te comunicas o conoces a alguien que lo necesite, ¡reservad vuestras plazas! Aún queda alguna… 😉 ¡Ah! Y seguiremos con nuestras sesiones grupales de desarrollo personal, en formato híbrido (presencial en Múnich y online).